©Paula Rodríguez Matta (2019)

Resumen

El objetivo principal del proyecto fue conocer y caracterizar cómo se ha producido la asignación y gestión de los valores de cambio y de uso en el mercado inmobiliario en la periferia del Gran Santiago, entre 1990 y 2016.

En este marco, los objetivos específicos fueron: (a) conocer y caracterizar los factores que influyen en la asignación del valor de cambio y de uso de las viviendas en la periferia del Gran Santiago; y los actores involucrados en estos procesos. (b) Conocer y caracterizar las relaciones entre el valor de cambio y el valor de uso de las viviendas en la periferia del Gran Santiago. Y (c) Conocer y caracterizar el mercado inmobiliario formal e informal en la periferia del Gran Santiago.

Asociados a los objetivos, se conocieron los siguientes factores: (a) estructurales, asociados a una producción capitalista del espacio y de las viviendas, con un giro neoliberal. (b) Políticos, relacionados con políticas estatales que originan los territorios y permiten ciertas prácticas de los habitantes, conformando un corpus que se reproduce generacionalmente con cierta inercia. (c) Sociales, traducidos en el espacio físico, en un hábitat precario marcado por la densificación de los loteos de terrenos y la producción de viviendas con interiores modificados constantemente, para responder las necesidades de los usuarios. (d) Económicos, relativos a la producción e intercambio de viviendas para la obtención de rentas monopólicas. (e) Históricos, relacionados con el cambio en los movimientos migratorios internacionales hacia el territorio nacional. Y (f) Legales, asociados a la regulación urbana y relaciones contractuales, que posibilitan poder ignorar la norma.

En cuanto a las relaciones entre valor de cambio y de uso de las viviendas, se estableció que: (a) todas las viviendas tienen valor, que se manifiesta en dos magnitudes: valor de uso y valor de cambio. Las relaciones entre ambas magnitudes no son algo estático, una distinción dicotómica que involucra dos términos opuestos. (b) Todas las viviendas portan valor de uso y de cambio, porque, como en cualquier mercancía, siempre permiten responder necesidades y siempre pueden ser intercambiadas por otras mercancías. (c) El valor de uso se manifiesta en dos submagnitudes: lo que permite la reproducción social; y lo que admite la relación con el entorno (físico, social), que se relaciona con el disfrute de la vida urbana. Esta última submagnitud no es producida por los agentes creadores de valor en las poblaciones estudiadas.

En cuanto al mercado formal e informal, la investigación permitió cuestionar las diferencias entre mercado formal e informal indicadas en el proyecto de investigación original. En ambas poblaciones estudiadas más bien se está frente a cierta “interlegalidad” o “extralegalidad” (De Sousa, 2018; Rolnik, 2017), sin que esto implique acciones ilegítimas. Es más, en los casos estudiados, las situaciones que aparecen como “ilegales” (urbanas, contractuales) y que son tratadas como excepcionales, son en verdad la regla. Esto indica que no se está frente a una abolición de la ley, sino a una suspensión de la norma y la aparición de zonas de anomia (Agamben, 2014; Benjamin, 2018).

En cuanto a la producción mercantil legal y extralegal, en ambas poblaciones lo habitual ha sido el incremento de las rentas percibidas por los propietarios. Los precios de arriendos no se han estancado, llegando incluso a un 80% de un sueldo mínimo mensual de arrendadores. Por esto se señala que la reproducción de capital es compleja, tanto en el ámbito legal como en el extralegal. También se observan precios (dinero), lo que indica que se está frente a una forma mercantil compleja, si bien se puede estar hablando, en algunos casos, de infravivienda, con problemas de habitabilidad. En el caso de la producción mercantil extralegal esta posee baja seguridad de tenencia, lo que se traduce en relaciones contractuales extralegales.

En cuanto a la producción mercantil legal y la extralegal, se pudo conocer y caracterizar tipos de construcciones presentes en ambas poblaciones, sobre todo en el caso de las viviendas unifamiliares: (a) viviendas que se subdividen hasta la unidad mínima (la pieza), para acoger familiares o para su arriendo; (b) viviendas producidas con materiales ligeros (y con serios problemas de habitabilidad) para la obtención del mayor número de subunidades para el intercambio; y (c) viviendas que se modifican constantemente: se agregan piezas, se cambian usos de patios internos, se crean pasillos para evitar contacto entre núcleos familiares. Este tipo de construcciones son el resultado de producciones mercantiles extralegales y no mercantiles extralegales.